RECORDAR Y REVITALIZAR PARA NO DEJAR MORIR LA HISTORIA

Por YRIS UYUA, Coordinadora Equipos Técnicos de CePEC

 El 6 de julio de 1573, Jerónimo Luis de Cabrera fundó Córdoba. Cuatro años después, Lorenzo Suarez de Figueroa, realiza un mapa de 70 manzanas alrededor de la Plaza San Martín, creando así el Barrio Centro de la ciudad de Córdoba.

Comercial y turísticamente fue una de las principales zonas de la ciudad. Punto elegido de la vida política y cultural de Córdoba. Paulatinamente fue poblándose y su economía comenzó a florecer de la mano del comercio, llegando a ser la zona comercial más atractiva.

En 1610 se crea el Colegio Máximo, del cual devino en 1613 la Universidad de Córdoba, hoy Universidad Nacional de Córdoba, la cuarta más antigua de América y la primera de Argentina.

La historia de la ciudad empieza aquí, donde se encuentran la mayoría de las edificaciones históricas, y su emblemática peatonal, el corazón del centro comercial de la ciudad.

Sin dudas un barrio de gran importancia para el turismo por la cercanía de sus numerosos atractivos culturales: la manzana Jesuítica, la Plaza San Martín, el Cabildo, la Catedral, El Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, el Museo san Alberto, la Cripta Jesuítica, la Basílica de la Merced, el Museo Genaro Pérez, entre otros.

Durante todo el período colonial fue un punto estratégico de escala entre el Alto Perú y el Río de la Plata. Córdoba fue la capital de las provincias Jesuíticas del Paraguay. De modo que con los años, este barrio se convirtió en el centro Administrativo, Religioso y Educacional más importante de la región.

En el año 2000, por su valor histórico y cultural, la Manzana Jesuítica fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Para mantener viva su historia, en la gestión de Ramón Javier Mestre se revitalizó el área central invirtiéndose $62.000.000 para la reparación y mejoramiento de la peatonal, solados, iluminación, equipamiento y forestación. $12.000.000 se invirtieron para la recuperación integral y puesta en valor del Cabildo histórico. $125.000 en pintura y luminarias para la exposición de obras. $700.000 para la restauración conservativa de la Sala Capitular del Cabildo.

$560.000 para la refuncionalización de las instalaciones edilicias de un monumento histórico como el Museo de Arte religioso Juan de Tejeda, posibilitando así el acceso a una de las colecciones de arte religioso más importante del país y de América del Sur.

Como ha ocurrido en diferentes ciudades del mundo, el centro de la ciudad de Córdoba ha dejado de ser un polo de atracción comercial; el avance tecnológico y las nuevas centralidades en otros barrios, han ido apagando su esplendor de antaño. Las facultades tienen menos actividad en la zona céntrica, los hábitos de consumo también incidieron en la cuestión comercial. Destacados urbanistas ya habían anticipado este resultado.

Pero la ausencia de políticas tendientes a conservar su historia en estos últimos 5 años, ha acelerado de manera precipitada su muerte. Las altas tasas impositivas aplicadas a comerciantes, los movimientos sociales descontrolados que obstruyen el acceso de la población hacia el centro, la ausencia de control en la vía pública y la consecuente invasión de vendedores ambulantes, los achicamientos de calles sin planificación que cercenan el tránsito, han producido aceleradamente la fuga de la actividad comercial.

La inseguridad que trae aparejada la falta de iluminación, hizo que en horas nocturnas la peatonal y zonas aledañas, se tornaran oscuras, solitarias y peligrosas, volviéndose intransitable a partir de las 18 horas. Ello, más su falta de higiene, sus baldosas rotas, sus canteros en estado de abandono, gran número de locales comerciales cerrados definitivamente, han convertido al centro de la ciudad en un barrio moribundo, poco atractivo, y carente del esplendor que le dio vida.

Aunque el proceso de envejecimiento de los centros de las ciudades sea inevitable, el centro de Córdoba merece ser revitalizado del mismo modo que Ramón Mestre hizo con Barrio Guemes. Es necesario generar espacios públicos de calidad, escuelas con guarderías, buena peatonalidad, servicios de proximidad. Embellecerlo con una correcta planificación y atractivos que inviten al turista y a los propios cordobeses, recorrer su historia y así mantener viva su memoria.

YRIS UYUA

Coordinadora Equipos Técnicos de CePEC